Mauricio Herrera, de 30 años, es operador de buses del Transantiago del recorrido troncal 103, desde el 10 de febrero de este año. Él mide 1.65 cm. aproximadamente, tiene la tez morena, cabello azabache liso, corto y su contextura es normal. Él es extrovertido, habla rápido, por lo que muchas veces no se entiende lo que dice. A los 24 años comenzó de chofer en un radio taxi. Después siguió en las micros amarillas hasta el 2006. En este año se tituló de Programador en Computación, pero como no pudo encontrar trabajo de esto, y tampoco podía estar mucho tiempo sin sustento, porque es casado con 3 hijos que mantener, siguió como chofer hasta hoy.
Él al igual que sus compañeros ha tenido que soportar varios inconvenientes y desagradables momentos, por el mal funcionamiento y desventajas del Transantiago. El miércoles 8 de Agosto de este año, alrededor de las 8 de la noche, iba en su recorrido habitual por Avenida Las Industrias con Lo Ovalle. El bus troncal iba lleno de gente, algo normal a esa hora. Cuando se acercaba al paradero, un pasajero que estaba en la última puerta del bus, comenzó a tocar el timbre para bajar. Este hombre tenía 25 años aproximadamente, iba vestido con jeans sueltos y una parca, tenía el cabello corto y parado con gel. Una vez en el paradero, Herrera sólo abrió la puerta de adelante, para que subieran nuevos pasajeros. Después que subieron, él recién abrió las puertas de atrás para que bajaran. Este método es para evitar la evasión del pago del pasaje de personas que suben por las puertas traseras, algo que se ha hecho más habitual desde el inicio del Transantiago.
El pasajero que estaba en la última puerta esperando para bajar, tenía mucha rabia por la espera, por lo que fue donde el chofer.
Una vez frente a él, el pasajero le dijo: -¿Por qué no me querías abrir la puerta? (agregándole varias groserías).
Como Herrera no contestó, porque según él “mejor no pescar las cosas que le dicen los usuarios para evitar problemas”, el pasajero lo golpeó con un fuerte palmetazo en la oreja. El chofer no aguantó que lo pasaran a llevar por lo que, segundos después le devuelve un puñete en la cara al pasajero. Por esto empezó la pelea. Herrera se puso de pie y comenzó a intercambiar varios combos con el pasajero. Mientras esto ocurría las personas que iban en el bus gritaban de miedo y otras de rabia. Muchas de ellas decían al pasajero que se bajara, insultándolo. En ese momento el chofer echaba de menos su palo, que siempre tenía al costado de su asiento para defenderse, cuando trabajaba en las micros amarillas. Pero ahora ya no lo tenía, porque el nuevo sistema de transportes, tiene cámaras de seguridad, y si lo ven peleando con un palo, lo despedirían porque así son las nuevas reglas, aunque sea en defensa propia.
Finalmente el chofer ganó la pelea ante el pasajero. Los usuarios en tanto bajaron a patadas al perdedor. Después de esto, Herrera tuvo que continuar con su labor como si nada hubiese sucedido. Por este incidente, y por muchos otros inconvenientes más del Transantiago, él siente “todo esto es una mierda”.
